¿Qué tan peligroso es tomar berberina, la “Ozempic natural” para bajar de peso?

La berberina se hizo viral como píldora milagrosa para perder peso. Su éxito en redes sociales demuestra hasta qué punto la industria de los suplementos está fracturada.
Una píldora abierta con su contenido derramndose sobre un fondo rosa
Influencers de TikTok y otras redes sociales la promueven como la alternativa natural para bajar de peso, pero los riesgos de consumirla indiscriminadamente son altos.Mariya Borisova/Getty Images

Las declaraciones sobre la berberina, un suplemento alimenticio que se ha vuelto muy popular, son muy persuasivas: “ayuda a disminuir la grasa del vientre”, “mejora la ovulación”, “previene las infecciones urinarias recurrentes”, “reduce los niveles de inflamación”, “disminuye el colesterol”, “contrarresta la depresión”.

Estas promesas tan llamativas no aparecen en el costado de un envase, en una valla publicitaria ni en un anuncio de televisión. En cambio, proceden de publicaciones en las redes sociales, de personas comunes que hablan efusivamente de su nuevo suplemento alimenticio favorito: la berberina. Al producto lo han apodado “el Ozempic natural”, en referencia al popular medicamento para la diabetes tipo 2 que se convirtió en un fenómeno cuando se descubrió que ayudaba a adelgazar. Un destacado promotor de esta sustancia química en TikTok que la llama “ozempyyy de la naturaleza” asegura que disminuye sus ansias de comer. La popularidad de estos videos se ha traducido en un importante aumento de las ventas este verano. Thorne, una compañía de suplementos que vende el producto, declaró a WIRED que sus ventas de berberina han aumentado más de un 165% en el segundo trimestre de 2023 hasta ahora, en comparación con las del mismo período del año pasado.

Por qué la gente prefiere tomar berberina que Ozempic

La berberina no es nueva. Es un ingrediente de la medicina tradicional china y ayurvédica desde hace siglos, y se encuentra en diversas plantas, como el agracejo o bérbero, un arbusto de bayas ácidas, y la hidrastis (también conocida como ‘sello dorado’), una hierba perenne de raíz gruesa y espinosa. Pero cuando la moda del Ozempic comenzó, los devotos de la berberina empezaron a hablar de ella como una alternativa más sutil y gentil a los medicamentos con receta. Ahora, los aficionados occidentales al bienestar, que la toman a voluntad en forma de píldoras, la defienden con mucho entusiasmo. “No se me ocurre otro ejemplo en el que algo se haya hecho tan viral hasta este punto”, afirma Craig Hopp, subdirector de división del Centro Nacional de Salud Complementaria e Integrativa, la oficina de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU encargada de investigar las medicinas alternativas.

En medio de todo este alboroto, me llamó la atención una declaración concreta sobre la berberina. La vi una y otra vez: “reduce el azúcar en la sangre”. Era como si los algoritmos supieran exactamente lo que me impulsaría a comprarla. Hace unos años desarrollé diabetes gestacional; para mantener bajo control mi nivel de azúcar en la sangre, seguí una dieta restrictiva en carbohidratos y pasé el embarazo mirando con anhelo los panes y pinchándome el dedo tres veces al día. Fue horrible. Hoy, con una mayor probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, haría cualquier sacrificio para evitarla. Después de unas cuantas noches consecutivas recibiendo estos vertiginosos videos a favor de la berberina, pedí por internet dos tipos diferentes de cápsulas. ¿Qué daño podía hacerme? Al fin y al cabo, era natural.

Llegaron a mi puerta al día siguiente. Un frasco contenía cápsulas de 200 miligramos de berberina; el segundo, píldoras con berberina y canela, en dosis de 2,000 miligramos. La primera opción promocionaba el “refuerzo gastrointestinal e inmunitario”. La segunda destacaba su formulación sin gluten y “no transgénica”.

Al sacudir las píldoras en la palma de la mano, era imposible distinguir cuál era cuál: ambas se veían translúcidas, alargadas y contenían un polvo amarillo parecido a la cúrcuma. Sin embargo, a pesar de su aspecto idéntico, las dosis eran muy diferentes. No tenía ni idea de cuál tomar.

En lugar de ingerirlas, llamé a Cassandra Quave, doctora e investigadora científica que estudia las plantas medicinales, para preguntarle si era prudente tomar berberina.

¿Su respuesta?: “me parece una locura que estén disponibles”.

¿Es bueno para la salud tomar berberina?

Cuando la gente critica la medicina alternativa, normalmente lo hace por tratarse de nuevos productos fraudulentos. Pero algunas alternativas que se venden como suplementos merecen ser analizadas no por su ineficacia, sino por su potencia. La berberina puede ser tan beneficiosa como un medicamento, pero también tan fuerte como uno. Sin embargo, culturalmente, la gente suele ver los suplementos como añadidos benignos de su dieta, en lugar de remedios que podrían resultar tan eficaces como intensos.

Quave desconfía de la fácil disponibilidad de suplementos de un solo ingrediente como la berberina, que se venden en forma de poderosos compuestos, con pocas advertencias sobre sus posibles efectos secundarios y sin el mismo escrutinio regulador que los medicamentos de venta libre o con receta. Considera que la moda de consumirla informalmente para adelgazar es preocupante por varias razones. “La berberina es un antibiótico natural, por lo que interfiere en el crecimiento de distintas bacterias en el intestino”, explica. “No es algo que se deba tomar a largo plazo, porque cambias la dinámica de tu microbiota intestinal”. Además, se sabe que la berberina altera las enzimas del organismo que descomponen otros medicamentos, por lo que podría provocar reacciones peligrosas.

La berberina tiene propiedades antibióticas, como señaló Quave, razón por la cual se utiliza frecuentemente para tratar la diarrea bacteriana a corto plazo. Los estudios también sugieren que reduce la resistencia a la insulina. Es una sustancia extraordinaria y es sencillo entender por qué la gente está encantada con sus beneficios. Pero eso no significa que sea prudente comenzar a ingerir este potente compuesto farmacológico de forma tan casual como una pastilla para la tos. Incluso los profesionales de la medicina alternativa tienen sus inquietudes.

“Me asusta un poco hablar de extractos de hierbas específicas, porque llegan a ser tan fuertes como un medicamento farmacéutico”, asegura Jaquelyn Taylor, herbolaria de Chicago. “Me preocupa la resistencia a los antibióticos que puede causar consumir berberina”. Taylor no recomienda a sus clientes que la tomen para reducir el azúcar en la sangre ni para perder peso. Cuando incorpora hierbas que contienen berberina en una receta, las combina con otras que ayudarán a atenuar sus efectos, siguiendo los métodos tradicionales.

Lisa Makeeva, una dietista de Ontario que suele tratar trastornos digestivos, lleva años recomendando la berberina a algunos de sus pacientes. Incluso ha publicado videos en TikTok sobre sus efectos, pero expresa sus reservas sobre la forma en que este suplemento se ha convertido en un producto alimenticio de moda. “Cualquier suplemento que incorpores [en tu dieta] debe ser supervisado por un profesional de la salud”, aconseja; cuando sus clientes comienzan a tomarla, Makeeva les ordena que se realicen análisis de sangre para observar cómo y si es que impacta en el nivel de azúcar en la sangre. No lo recomienda para reducir masa corporal. A pesar de las declaraciones en TikTok sobre los beneficios de la berberina para la pérdida de peso, su utilidad como auxiliar dietético no ha sido demostrada en estudios revisados por expertos.

“No contamos con mucha información que indique que consumir berberina conduzca a la pérdida de peso”, resalta.

Falta de regulación en el mercado de suplementos alimenticios

Aunque a veces se consideran alternativas a la medicina moderna, los ingredientes botánicos son un componente vital de la farmacología convencional. La aspirina procede de la corteza del sauce; la metformina, el medicamento para la diabetes con el que suele compararse la berberina, se obtiene de una planta conocida como lila francesa. Si la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE UU (FDA, por sus siglas en inglés) clasifica una sustancia vegetal como medicamento, debe someterse a rigurosas pruebas antes de su aprobación.

Pero si una sustancia de origen vegetal se categoriza como suplemento, el rigor se desvanece. No existe un proceso obligatorio de desarrollo y aprobación de suplementos. En 1994, la Ley de Salud y Educación sobre Suplementos Dietéticos (DSHEA, por sus siglas en inglés) modificó el modo en que la FDA regulaba los suplementos, socavando su poder en un mercado en rápido crecimiento. Mientras que la agencia evalúa la seguridad y la eficacia de los medicamentos antes de que salgan al mercado, solo tiene la capacidad para prohibir un suplemento después de que se haya vendido y existan pruebas de que es perjudicial.

A pesar de diversas tragedias de gran repercusión en la salud pública relacionadas con los suplementos, como la efedra, un estimulante a base de plantas que provocó una serie de infartos y otros efectos adversos, el control reglamentario del sector sigue siendo sorprendentemente permisivo, a pesar de la explosión de popularidad del mercado. Según Patricia Deuster, directora ejecutiva en funciones del Consorcio para la Salud y el Rendimiento Militar de la Universidad de los Servicios Uniformados en EE UU y presidenta del Subcomité de Suplementos Dietéticos del Departamento de Defensa de ese país, cuando se promulgó la DSHEA únicamente se comercializaban unos 3,000 suplementos dietéticos. Hoy en día, hay entre 80,000 y 150,000. Algunos de estos suplementos se consideran evidentemente seguros y beneficiosos, como la vitamina D. Pero muchos de ellos no lo son.

Esta explosión de popularidad no se refleja en un incremento proporcional de investigaciones rigurosas. “El mayor problema con los suplementos dietéticos es que no hay muchos fondos para hacer ensayos controlados aleatorios”, destaca Deuster. “Por lo general son financiados por la compañía de suplementos, si es que se lleva a cabo, por lo que la oportunidad de una buena evidencia es casi inexistente”.

El riesgo de consumir berberina sin supervisión

Esta atmósfera reguladora de estilo laissez-faire ha dado lugar a una amplia variedad de productos que simplemente no hacen lo que prometen, o casi nada. También ha propiciado casos como el de la berberina, en el que el peligro no es tanto que el suplemento sea ineficaz como que las personas que lo toman no sean conscientes de lo potente que resulta de formas que no esperaban. Es posible que piensen que están tomando un remedio suave y totalmente natural para perder peso con muchos usos tradicionales; en cambio, lo que están ingiriendo es un poderoso antimicrobiano que quizá interfiera con otros medicamentos, aislado y vendido en forma de píldoras que se parecen a los preparados tradicionales tanto como una cápsula de cafeína se asemeja a una hoja de guaraná.

Aunque no ha sido sometida a las mismas pruebas que un producto farmacéutico durante su proceso de aprobación, y a pesar de que la berberina no está regulada como un medicamento, puede funcionar como tal. Después de todo, el cuerpo no sabe ni le importa cómo se clasifica una sustancia. “No hay diferencia entre un medicamento farmacéutico y el tipo de compuestos como la berberina que se venden en suplementos. Son exactamente lo mismo”, apunta Pieter Cohen, profesor asociado de medicina de la Facultad de Medicina de Harvard y quien estudia los suplementos. “La ley crea estas categorías artificiales”, comenta.

Algunas compañías de suplementos se esfuerzan por, al menos, ofrecer material educativo a sus clientes. Por ejemplo, cuando le pregunté a Thorne si comunicaban algún mensaje sobre lo potente que es la berberina y cómo no es adecuada para su consumo a largo plazo, un representante me respondió que la empresa había organizado una sesión de preguntas y respuestas con un médico interno a través de ‘Instagram Stories’; actualmente puedes volver a verla a través de una sesión anterior sobre un suplemento no relacionado en la pestaña ‘Destacados’. La información más fácil de encontrar sobre la berberina en la cuenta de Instagram de la compañía es un reel que promociona el ingrediente como “un suplemento que no querrás perderte”; además del refuerzo gastrointestinal, destaca sus propiedades para “controlar el peso”. No hay nada acerca de los efectos secundarios o sobre su conveniencia para un uso prolongado, ni nada al respecto en la propia botella, solo una advertencia de no tomarla durante el embarazo. Y si navegas por la página web de Thorne, allí también la compañía recomienda no ingerirla en ese caso y alerta sobre posibles alergias y reacciones con otros medicamentos.

Ciertos suplementos tienen orígenes inesperadamente médicos; la melatonina, por ejemplo, es considerada por muchos como un somnífero sutil. Aunque generalmente se considera segura, es una hormona potente, extraída originalmente de la glándula pineal de la vaca, y puede tener una serie de efectos adversos e interferir con otros medicamentos, que van desde las náuseas hasta el aumento de la presión arterial. Cuando su origen bovino suscitó la preocupación de que se contaminara con la enfermedad de las vacas locas, los fabricantes optaron por derivar la hormona de forma sintética en una buena parte. En su esclarecedor libro de 2006 Natural Causes: Death, Lies, and Politics in America's Vitamin and Herbal Supplement Industry (Causas naturales: Muerte, mentiras y política en la industria de suplementos vitamínicos y herbales de Estados Unidos), el periodista Dan Hurley resalta lo extraño que resulta que este tipo de producto se perciba habitualmente como algo menos importante que un medicamento. “Hay que preguntarse cómo es posible que una hormona cerebral sintética haya acabado vendiéndose como ‘suplemento alimenticio’”, escribe Hurley.

La manera en que se trata a la metformina y a la berberina hace evidente esta falsa dicotomía. Además de ser llamada “el Ozempic de la naturaleza”, la berberina también se menciona con frecuencia como “la metformina natural”. Pero la metformina ya es la metformina de la naturaleza. La principal diferencia, por tanto, no es que esta no sea natural y la berberina sí, o que una funcione y la otra no. Lo que ocurre es que la metformina ha sido sometida a un sistema de evaluación mucho más estricto y su obtención requiere receta médica, mientras que la berberina está sujeta a un escrutinio mucho menor, y se puede comprar por internet sin supervisión médica ni control de calidad por parte de terceros que comprueben la pureza de los ingredientes.

“Los suplementos a base de plantas pueden ser particularmente dudosos en lo que se refiere a problemas de contaminación”, sostiene Nicholas Milazzo, investigador principal de la base de datos sobre nutrición y suplementos, Examine.com. La industria tiene un historial alarmante en cuanto a la aparición de ingredientes no declarados y a veces peligrosos en los productos.

Aunque muchas personas recurren a los suplementos con el deseo de evitar a las grandes farmacéuticas, los problemas de control de calidad dentro de la industria significan que tal vez terminen consumiendo inadvertidamente medicamentos que requieren receta de todos modos. Un análisis de 800 suplementos alimenticios de venta libre vendidos entre 2007 y 2016 encontró más de un ingrediente farmacéutico en el 20% de los productos, desde antidepresivos hasta esteroides anabólicos, y la FDA no tiene autoridad para retirar este tipo de suplementos contaminados.

Esta primavera, por ejemplo, la empresa de suplementos NOW, con sede en Illinois, detectó que unos estafadores vendían versiones falsas de sus productos en Amazon; los suplementos adulterados contenían un fármaco llamado sildenafilo. Si ese nombre no te resulta familiar, ayudaría decirte que es el nombre genérico de un medicamento de marca muy popular: Viagra.

La berberina como tendencia en TikTok y otras redes sociales

La berberina no es un suplemento nuevo, pero sí muy actual. Es una tendencia porque la gente está fascinada por Ozempic y, al mismo tiempo, ansiosa por encontrar una alternativa “natural”. Sin el gran avance de los medicamentos con semaglutida, quizá seguiría siendo otra hierba desconocida recomendada por el acupunturista de alguien. “Como está en la cima de esa ola antifarmacéutica, no me sorprende que la berberina haya arrasado”, dice Derek Beres, escritor y podcaster que cubre la sección de cultura del bienestar y el pensamiento conspirativo. Los promotores de la berberina le dieron un insuperable gancho comercial al posicionarla en oposición al Ozempic, el producto recientemente más exitoso de la industria farmacéutica.

Sobre todo, es una moda por lo mutilada que está la confianza en la salud pública. La medicina alternativa ha sido popular durante décadas, pero en los últimos años se ha pasado de los bordes marginales a una posición cada vez más dominante y políticamente extrema. Las comunidades del bienestar se desplazan prácticamente hacia la derecha política y se definen en oposición al sistema médico.

El auge de la berberina no se produce en el vacío. Su popularidad es representativa de una visión del mundo en ascenso, defendida por Robert F. Kennedy Jr., candidato demócrata a las elecciones primarias de EE UU, quien rechaza la medicina basada en pruebas a favor de la pseudociencia contraria. No es casualidad que entre los principales promotores de la berberina se encuentren figuras como Joseph Mercola, un osteópata cuyos sitios web de salud alternativa, inmensamente populares, promueven teorías conspirativas antivacunas.

Los suplementos son el pasillo de la autoayuda, levantarse por tus propios medios y vivir tu mejor vida, materializado en pastillas y polvos. ¿Por qué esperar a que un viejo loco con bata blanca arregle tu cuerpo cuando puedes comprar elíxires por tu cuenta? Mientras que los medicamentos los receta una autoridad médica de élite, los suplementos los venden empresarios que únicamente se rigen por el mercado.

Y las plataformas de redes sociales, en especial TikTok, facilitan más que nunca que cualquiera asuma el papel de vendedor ambulante de suplementos. Durante décadas, la industria ya había utilizado esquemas de marketing multinivel para engañar a personas comunes y venderles hierbas; Herbalife, que se lanzó en 1980, sigue siendo uno de los mayores representantes del mundo de este tipo de sistemas de ventas. Pero la cultura de los influencers ha acelerado esta difuminación de las líneas entre cliente y vendedor.

“Empecé a verla arrasar en Instagram y TikTok, siendo comparada con el ‘Ozempic de la naturaleza’”, cuenta Shelby Worth, una asistente de enfermería que vive en la Isla del Príncipe Eduardo (Canadá). “Fue entonces cuando decidí probarla”, recuerda.

Worth no es la influencer estereotípica del bienestar. No hace rutinas sofisticadas de ejercicios ni usa anillos de luz. Suele publicar videos de sí misma vistiendo sudaderas, a menudo haciendo bromas con su prometido en su cocina. Pero está interesada en llevar un estilo de vida saludable y sintió la suficiente curiosidad por la berberina como para encargarla. Cuando Worth publicó su propia serie de contenidos detallando su experiencia con el remedio, acumuló millones de visitas. Incluso consiguió un contrato de patrocinio de una empresa de suplementos después de que su primer video sobre la berberina se hiciera viral en TikTok; es su primera asociación con una marca. Después, dos compañías se pusieron en contacto con ella para que probara Ozempic y publicara un post sobre la experiencia; ella se negó, deseosa de seguir centrándose en las alternativas a los medicamentos de venta con receta.

El acelerado salto de Worth de nueva clienta a vendedora activa demuestra lo rápido que la gente común se ve arrastrada hacia la enorme industria de los suplementos. Aunque acabé tirando mi berberina, durante el reportaje seguían apareciendo a diario en mis feeds nuevos videos promocionando el producto.

“Pide berberina”, se lee actualmente en la biografía de Worth en TikTok, dirigiendo a los clientes potenciales a sus empresas afiliadas.

Artículo originalmente publicado en WIRED. Adaptado por Andrei Osornio.


Estudios e informes mencionados en este artículo: